news_107_dEl Dr. Gabriel Palma, escribe en una columna de opinión del diario El Mostrador, que la nueva Constitución no debiese casarse con ningún "modelo" específico de desarrollo, por seductor que este pudiese ser, sino que debe crear espacios para que, dentro de ella, se pueda implementar una amplia gama de posibles estrategias de desarrollo.

El Dr. Gabriel Palma, escribe en una columna de opinión del diario El Mostrador, que la nueva Constitución no debiese casarse con ningún "modelo" específico de desarrollo, por seductor que este pudiese ser, sino que debe crear espacios para que, dentro de ella, se pueda implementar una amplia gama de posibles estrategias de desarrollo.

news_107_01Bajo el título "Por una Constitución "habilitadora" en lo económico" el académico e investigador de la Facultad de Administración y Economía y de la U. de Cambridge, Dr. José Gabriel Palma, escribe en su columna del diario electrónico El Mostrador, que una Constitución "habilitadora" se adecuaría a los requerimientos de vivir en un mundo altamente incierto y cambiante, tanto en lo tecnológico como en las formas en la que se desarrolla la economía internacional.

"Lo último que necesitamos es una nueva Constitución que facilite un nuevo modelo específico de desarrollo, por atractivo que sea, y que dificulte la implementación de otros. En ese sentido, no debemos mezclar el debate constitucional con el de la necesidad de cambiar el modelo actual, por muy necesario que sea este debate, pues este modelo obviamente ya dio (y hace mucho) todo lo que podía dar y se transformó en contra productivo, porque su fecha de vencimiento ya pasó hace como 20 años", expresó.

El académico de la FAE profundiza en el texto un aspecto fundamental del debate económico-constitucional: la separación del debate constitucional del debate sobre el nuevo modelo de crecimiento que deberíamos tener para adelante, por fundamentales que sean ambos temas.

"Desde mi perspectiva, lo básico de la nueva Constitución en lo económico, y a diferencia fundamental de la actual, es que debe ser una Constitución "genérica" en lo económico (por así decirlo): una Constitución a la que yo llamo "habilitadora" (o "facilitadora"). Esto es que no se case con ningún "modelo" específico de desarrollo, por seductor que este pudiese ser, sino que cree espacios para que dentro de ella se pueda implementar una amplia gama de posibles estrategias de desarrollo", puntualiza.

En el texto Palma semana: "como bien se sabe –y como Jaime Guzmán se jactaba–, la Constitución de Pinochet y "las leyes de amarre" que la dictadura negoció con la cúpula dirigente de la Concertación (y a espaldas de la ciudadanía), tenían por objeto amarrar a la nueva democracia a continuar con el modelo neoliberal y a hacerlo en la misma forma rentista en la que se hacía. Por ejemplo, lo que hizo la cúpula de la Concertación fue aceptar intactos los cuerpos de "supravigilancia" (como el Tribunal Constitucional, el Banco Central "independiente", el Consejo Nacional de Educación, el Consejo Nacional de Televisión y otros) siempre que sus dirigentes se cuotearan "miti-miti", pretendiendo legitimarlos tan solo porque sus (cuoteados) miembros tendrían que ser confirmados en el Parlamento del duopolio".

Como tanto se ha repetido, pero poco digerido -agrega el autor- Guzmán decía: "La Constitución debe procurar que si llegan a gobernar los adversarios, se vean constreñidos a seguir una acción no tan distinta a la que uno mismo anhelaría, porque –valga la metáfora– el margen de alternativas que la cancha imponga de hecho a quienes juegan en ella sea lo suficientemente reducido para ser extremadamente difícil lo contrario". Bueno, prosigue Palma, la nueva Constitución tiene que ser exactamente lo contrario: que si llegan a gobernar mis adversarios en forma democrática, yo no quiero que ellos se vean constitucionalmente constreñidos a seguir una acción distinta a la que yo anhelaría.

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