La encargada de realizar la ponencia fue la socia advisory forensic services de la organización y ex directora de la Unidad de Asuntos Financieros (UAF) de Chile, Tamara Agnic, quién identificó elementos como el triángulo del fraude, las definiciones de éste, la corrupción en el país y cómo se sale de esta realidad.

news_156_01Ante un auditorio repleto de estudiantes de la carrera de Contador Público y Auditor de la Facultad de Administración y Economía de la USACH, un equipo encabezado por Roberto Muñoz, socio de auditoría y recursos humanos de la empresa KPMG, dio a conocer detalles de la organización y los servicios que ella presta a la comunidad. Junto con él, la socia advisory forensic services de la misma institución, Tamara Agnic, dictó la charla "Más allá del Fraude", instancia en la que abordó distintas temáticas en torno a esta realidad en Chile.

En su charla, la socia de KPMG, Tamara Agnic, definió el término como cualquier acto ilegal caracterizado por el engaño, el ocultamiento o la violación de la confianza. Identificó además, el triángulo del fraude, indicando tres elemento determinantes de este acto: la motivación, la oportunidad y la racionalización. "Los fraudes son perpetrados por individuos y también por organizaciones para obtener dinero, evitar pagos o pérdida de servicios, asegurar una ventaja personal o del negocio, codicia o ego", señaló Agnic.

La socia advisory forensic services de KPMG agregó que la corrupción, en tanto, es un concepto más amplio y que abarca al sector público y privado. "Desde una perspectiva general, la corrupción es el abuso de una posición de confianza para la obtención de un beneficio deshonesto. Ésta puede adoptar muchas formas, desde un pequeño tráfico de influencias hasta el soborno más institucionalizado", indicó Agnic.

Junto con esto, la profesional indicó que la corrupción no es un fenómeno que aparezca espontáneamente en los gobiernos o en otras instituciones, si no que tiene raíz en la sociedad. "Es un grave problema social, político, legal, económico y ético que es el resultado de un deterioro en las cualidades morales de una sociedad. Difícilmente se podría dar un Estado corrupto dentro de una sociedad de altos valores éticos", puntualizó.

Para ejemplificar la realidad nacional, Tamara Agnic puso en el tapete la encuesta Barómetro de la Política, CERC- MORI del año 2015, donde se determina que la corrupción se tomó la agenda. "Esto se determinó con la pregunta abierta sobre los tres problemas prioritarios del país. La corrupción salta del 4 al 26% entre enero y marzo de 2015", indicó. Además, destacó la encuesta CEP de agosto de 2016, donde la corrupción escala al tercer lugar como problema del que debiera preocuparse el gobierno. La gente señaló en esta encuesta que casi todos los políticos son corruptos, con un 50% de las respuestas en este ítem.

news_156_02A pesar de la magnitud del problema, continúa Agnic, persiste cierta indiferencia en el ámbito privado, al considerar que la corrupción no les afecta de forma directa, por lo que no dedican esfuerzos suficientes por contrarrestarla.

¿Por qué las empresas deben rechazar el fraude y la corrupción?

A juicio de la profesional, las empresas donde se desarrollan prácticas corruptas encuentran beneficios a corto plazo, sin embargo, en el largo plazo, no son sostenibles, porque las consecuencias repercuten en el ámbito empresarial, la economía nacional e incluso en el plano mundial.

"El sector privado forma parte del problema de la corrupción, pero también puede ser parte de la solución. La tarea no es fácil, pero una actitud decidida y enérgica por parte de la alta dirección y la atención a un conjunto de reglas de actuación, puede contribuir positivamente a desarrollarla con éxito", argumentó.

De acuerdo al análisis de la socia advisory forensic services de KPMG , para lidiar con los riesgos y costos de la corrupción, la empresa necesita establecer una cultura ética corporativa e implementar una sólida estrategia anticorrupción. El Programa Anticorrupción debe formar parte del modelo integral de prevención y además, ser parte del cumplimiento o "compliance" corporativo.

"Los elementos mínimos de un plan anticorrupción son el respaldo y compromiso de la alta dirección para su prevención, además de una supervisión del programa trazado, de políticas y procedimientos detallados que pongan a prueba el compromiso de la alta dirección, una política clara y visible, especificación de los tipos especiales de gastos como contribuciones políticas, donaciones y patrocinios, entre otros", finalizó Tamara Agnic.